Los ventiladores de techo también pueden ser utilizados tanto para refrigeración como para calefacción, debido al sentido de rotación de las aspas y al tipo de movimiento del aire que produzcan.

Este efecto se debe a la estratificación del aire que se produce ya que el aire caliente tiene a subir hacia el techo donde se acumula, mientras que el aire frío se mantiene en la parte baja de la habitación.

El modo verano de los ventiladores de techo permiten empujar el aire frío hacia el suelo, para ello deben girar en sentido contrario a las agujas del reloj. El aire frío evapora la sudoración y hace sentir una sensación de frescor. Esta sensación de frescor generada a partir del giro de las aspas del ventilador, permite reducir la temperatura de una forma más eficiente, llegando a ahorrar hasta un 40% respecto al consumo ocasionado por el uso de un aire acondicionado.

Según el IDAE la temperatura recomendada en verano para una vivienda durante es  entre 23-25º por el día y entre 18-21º por la noche.

Con el modo invierno del ventilador, las aspas giran en el sentido de las agujas del reloj. De esta forma, se absorbe el aire el aire frío haciendo que suba, y esta corriente empuja el aire caliente de la parte alta de la habitación a lo largo de las paredes hacia abajo, consiguiendo una sensación térmica más cálida. De esta manera se puede llegar a calentar una habitación con un consumo energético un 15% menor que con el uso de otras sistemas de calefacción.

Según el IDAE la temperatura recomendada en invierno para una vivienda es entre 21 a 23º por el día y entre 16-18º por la noche.